Los brazos de mamá
- anac
- 8 sept 2019
- 3 Min. de lectura
Hoy fui a recoger a J de la escuela, emocionada porque en la mañana se quedó muy tranquilo. Y lo vi salir de la mano de la maestra muy contento. Venía feliz, con algo en la mano y su mochila roja que le regaló su abuela Muñeca la traía su maestra.
Cuando me vio por la ventana de la camioneta puso un puchero enorme, y cuando llegó y la maestra abrió la puerta para subirlo, empezó a llorar con mucho sentimiento.
Le pregunté qué pasaba? Y me dijo que un niño se había llevado su mochila del Rayo McQueen. Le dije “no mi amor, tu mochila aquí está” y lloró más y más fuerte. Le intenté explicar que tal vez había una mochila del Rayo igual a la suya de llantitas y quizás se había confundido. Pero me dijo que no y seguía llorando cada vez más fuerte.
Avancé y más adelante ya fuera de la escuela me estacioné porque supuse que necesitaba un abrazo.
Le di un abrazo fuerte y sentí cómo él relajó su cuerpo y suspiró.
Luego recordé un texto que leí hace poco, no es mío, yo no lo escribí pero cuando lo leí muchas cosas me hicieron sentido. No recuerdo su autor ni quién lo compartió espero encontrarlo, pero el texto decía que los niños “no son malcriados” ni “nos toman la medida”. Los niños, “se estaban portando bien hasta que tu llegaste”... o “no habían hecho ningún berrinche hasta que te vieron”... bueno, esto tiene una explicación!
Nosotras, las mamás somos el lugar seguro de nuestros pequeños. Somos quienes les damos seguridad. Cuando pasan un tiempo lejos de nosotras, ya sea en casa de los abuelos, tíos, en la guardería, escuela, o donde tengan que ir, almacenan dentro de ellos todas sus experiencias buenas o malas, acumulan sentimientos y cuando ven a mamá, lo normal es que dejen salir todos los sentimientos que traen adentro resultado de un tiempo fuera de su “zona segura”. Ellos pueden aguantar sin llorar, por vergüenza o miedo a un regaño, pero al ver a mamá lloran para sacar miedo, vergüenza, frustración, enojo, o cualquier situación que les haya sucedido que los incomode.
Al leer esto, sentí gusto al saber que mi hijo me utiliza para desahogarse, para pedir consuelo. Y hoy, al escucharlo llorar en cuanto hizo contacto visual conmigo, comprendí que aunque en la mañana no lloró cuando se quedó en la escuela, se que aun le causa algún sentimiento quedarse solo y mis brazos fueron su alivio a la hora de la salida. La excusa de la mochila no fue mas que eso. Una simple excusa que él encontró para justificar su llanto frente a su maestra, a quién apenas conoce y aun no tiene su confianza.
Ese abrazo fue tan liberador para los dos que luego de eso me pidió su canción favorita y el asunto estaba olvidado en ese momento.
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Te invito a no etiquetar a los niños, y a no dejarte llevar por los comentarios comunes de las “mamás, tías, amigas, primas, suegras” el “ya te tomó la medida” no tiene razón de ser. Siéntete feliz y orgullosa de que tu hijo te utilice para lo que se debe: proveer amor, apoyo, consuelo... y enséñale a canalizar sus emociones de manera positiva para que esa liberación de sentimientos no sea en forma de berrinche sino de conversación o llanto. No olvidemos que el llanto en los niños es necesario e indispensable y nosotras debemos enseñarles que llorar no es malo sino que es una forma de deshago emocional fundamental para tener una salud emocional buena.

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