De la mano de la soledad
- anac
- 20 jul 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 20 jul 2018
Ser mamá es ir de la mano de la soledad.
A casi nadie le gusta decirlo. Yo no sé por qué. Como si fuera algo malo. No se si es bueno o malo, simplemente es, y es algo real.
Nadie nunca entenderá este sentimiento. Nadie excepto las que ya lo hemos sentido antes.
Estas tan acompañada, desfila por tu cuarto mucha gente. Sin embargo tu te sientes tan sola.
No es un sentimiento constante, muchas veces va y viene. Es un sentimiento difícil de entender para los demás y difícil de explicar para nosotras. Por que físicamente no estamos solas, no, y menos después de haber recibido a nuestro hijo en nuestros brazos, quien solamente quiere estar ahí, pegado a nosotros. Físicamente no volveremos a estar solas. Sin embargo, el sentimiento de soledad se hace más grande. Tan grande que asusta.
Y ¿cómo no va a dar miedo? Si nada de lo que estamos pasando lo hemos pasado antes. Todo es nuevo para nosotras.
Te sientes sola en tu puerperio.
Te sientes sola cuando intentas darle pecho a tu recién nacido, cuando intentas llenar onzas y más onzas y llenar también tus propias expectativas, las de tu mamá, tu suegra, tus amigas, tu esposo... Muchas personas están ahí casi exigiendo que des pecho y tu, otra vez rodeada de gente pero con sentimiento de soledad. Presionada, queriendo hacer bien tu tarea de madre.
Te sientes sola en las noches, en las que estás arrullando a tu hijo, en la oscuridad, cantándole, meciéndole, esperando que por fin duerma un rato aunque sea pequeño para poder tu también dormir.
Te sientes sola en ese momento en el que tus amigas organizan algún plan para salir al que sabes que no puedes asistir porque tu bebé toma leche a libre demanda, porque tu bebito está enfermo, porque está muy recién nacido o porque simplemente las desveladas acumuladas o el ánimo no te lo permiten. Y te pierdes ese evento, y esa boda, y ese cumpleaños y te empiezas a alejar de tu vida social.
Te sientes sola cuando por fin tuviste un minuto para bañarte, decides ponerte guapa y la ropa ya no te queda como antes. Ves tu cuerpo frente al espejo y ya no es el mismo. Eres otra. No lo reconoces. te jalas el gordito para atrás, te pellizcas lo que te sobra de la pierna, de la cadera, del abdomen, como si lo pudieras hacer desaparecer., te acaricias una estría como queriendo borrarla, ves la cicatriz de tu cesárea a la que te estás empezando a acostumbrar pero aún tienes sentimientos encontrados hacia ella. Aún no estás acostumbrada a tu nuevo tú. Te sientes sola hasta contigo misma.
Y la soledad perdura, no se aleja.
Te siente sola cuando tu bebé se enferma, y todos tienen un remedio, menos tu, y lo único que puedes hacer es abrazar a la impotencia, invitar a la paciencia a quedarse a tu lado.
Te sientes sola cuando tienes que volver a trabajar y dejar a tu bebito en la guardería, queriendo quedarte tu también.
Te sientes sola cuando tu hijo comienza a crecer y ya no necesita que lo cargues para todos lados. Ahora quiere gatear o caminar. ya no es dependiente de ti para moverse.
Te sientes sola cuando crecen más y van a la escuela. Cuando rechazan un beso o un abrazo tuyo. Cuando comienzan a hacer su vida. Te sientes sola.
Quieres un abrazo, quieres que te apapachen también a ti. Quieres palmaditas en la espalda. Compañía pero no física, necesitas compañía sentimental, de la que si te entiende, de la que te acompaña con tus sentimientos claros y los oscuros.
Las mamás no necesitamos regalitos. Necesitamos entendimiento. Necesitamos admiración y aplauso, necesitamos abrazos y brazos.
Extrañamos nuestra vida anterior y nuestra libertad, y no, eso no nos hace malas madres, pero si nos hace sentirnos solas, porque a fin de cuentas dejamos ir algo, una parte de nosotros partió, nos desprendimos de algo.
La mamá cambió su vida. Sus hábitos, su alimentación, su rutina, sus horarios, sus placeres, sus caprichos, sus pasatiempos, su tiempo, su cuerpo....
Hay tantas cosas que extraña, porque con lo único que se quedó es con ella misma. Una persona que ahora está en constante evolución, en constante metamorfosis; una persona con la que tal vez ya ni se identifica porque ya no conoce. Por que que no se nos olvide que junto con un bebé también nació una madre.
> Bienvenida al mundo mamá, vive con tu soledad, quiérela. Te va a acompañar en muchos momentos de tu vida. Busca otras mamás como tu, busca abrazo, busca calor, pero sobre todo búscate a ti misma. No te dejes. No te pierdas. No te abandones. <
Al resto del mundo; quiere a las madres. Quiérenos, hemos perdido a una persona muy valiosa cuando nació nuestro bebé. Nos perdimos a nosotras para permitir la llegada de la madre, acompáñanos en el proceso, danos tu mano, tu compañía. Te necesitamos más que nunca.
AnaC.
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