top of page
  • Black Facebook Icon
  • Black Instagram Icon

Maternidad Primitivamente Moderna

  • Foto del escritor: anac
    anac
  • 8 abr 2019
  • 6 Min. de lectura

La maternidad es un tema tan complejo que no alcanzarían todos los libros para terminar de hablar de ella. Pero, ¿hasta dónde conocemos o desconocemos este tema tan importante para toda sociedad?


Pensamos que la maternidad actual no se asemeja mucho a la maternidad que vivieron nuestros antepasados. Nuestras abuelas, bisabuelas y tatarabuelas cuentan historias que nosotras actualmente consideraríamos una infamia en cuestión de alimentación, seguridad del recién nacido, infante o niño, en cuanto a transportación, a postura de sueño, vacunación y otros temas de importancia prioritaria para las madres. Pero es que, en estos tiempos tan abiertos a la comunicación y a la información, lo que nos sobra es acceso al conocimiento y todas queremos conocer lo mejor para nuestros hijos, pero y ¿qué es lo mejor?, algunas madres consideran que lo mejor es volver a nuestros antepasados, a lo simple, a lo más puro del instinto animal; alguna otras que no apeguemos a los nuevos descubrimientos científicos, médicos y tecnológicos, y es en esta disparidad de opiniones donde la mujer entra en conflicto por maternar de una manera correcta o equivocada impuesta por nosotras mismas.


Es en este marco de diversas opiniones, donde las nuevas madres nos vemos atrapadas en un montón de dudas, una tras otra desde el momento del positivo de la prueba de embarazo.


Ese positivo ya incluye la primer duda ¿desde cuándo?, y viene acompañado de un repaso mental de las actividades realizadas por la mujer en sus últimas semanas, pues es bien sabido que el cigarro, el alcohol, el deporte excesivo y otros factores de la vida cotidiana pudieran dañar al neonato, que en ese momento, por su escaso desarrollo y tamaño reducido aun es considerado embrión.

Posteriormente, la madre primeriza comienza a buscar información sobre su nuevo estilo de vida, pero hay demasiada; descarga aplicaciones recomendadas como “Embarazo de BabyCenter” o “Baby+ de Avent” y pregunta recomendaciones de libros que le proporcionen información sobre lo que está por venir, busca como desesperada el libro “¿qué esperar cuando se está esperando?” entre otros muchos y comienza a leerlo aunque nunca hubiese leído uno antes solamente por que supone que obtener información es lo mejor que debe hacer.


Al transcurrir las semanas la futura madre se prepara mental y físicamente. Así llega el segundo trimestre y con él el momento de practicar yoga pues lee que puede ser de gran beneficio para ella y la llegada de su bebé, de igual manera que al leer el libro, puede que nunca lo hubiera practicado antes, sin embargo, la corriente y la información es tan fuerte que decide hacerlo.


Lee sobre tomar cursos psicoprofilácticos, y escucha un sin número de opiniones sobre opciones de partos. Alumbramiento en casa, parto humanizado, parto acompañado, y se informa sobre cada uno para tomar la decisión que mejor le acomode. Se da cuenta de que puede realizar un plan de parto para presentar en el hospital en donde es posible presentar una lista de requerimientos y solicitudes para cuando llegue el momento y que éstas deben ser respetadas pues es su derecho. Al platicarlo en casa su madre, tías, abuelas, pareja, hermanas, suegra, cuñadas o cualquier persona que la acompañe la mira con cara extraña. como si estuviera loca. La mujer duda de nuevo.


Durante las siguientes semanas la futura madre se dedica a palomear una lista de pendientes que parece interminable. Lista de compras que sus amigas le hicieron el favor de enviarle por que estaba “buenísima”, se las había pasado fulanita de tal que tuvo trillizos y le había funcionado perfecto… así que compra las cosas de la lista, mismas que luego de unos años ella considerará artículos innecesarios solo que aún no lo sabe. Prepara el cuarto que será el nido del bebé. Prepara la silla del automóvil, y cualquier otro accesorio que la haga sentir más segura. Por que la mujer en ese momento está en la etapa que mayor inseguridad le ha de hacer sentir en su vida. Lee sobre sillas, sobre porta bebés, carriolas, pañaleras, sus amigas le recomiendan que mejor compre una mochila, argumentan que es más práctica, la mujer la evalúa pero termina comprando una tradicional estilo bolsa, muy a la moda, y cero práctica, que además tenía un descuento en Carter´s y un cupón para la siguiente compra. La mujer cree que es la ganga del año.


Llega el día. El bebé llega al mundo de la manera en que la madre lo haya elegido. Y las dudas aumentan. Las críticas fuera de la sala de espera no se hacen esperar, ¿ y por qué eligió ese pediatra?, ¿ Cómo que no quiso epidural?, ¿Y le permitieron parir en esa posición?… Nunca falta el familiar imprudente que se molesta por que no se le permitió entrar a la sala de expulsión…


Cuando la mujer se recupera la trasladan a su cuarto, y encuentra a un montón de familiares y amigos ahí dentro, ahí, en su madriguera. Donde ella quiere permanecer con su pareja y su recién nacido, donde siente que está en un túnel de emociones interminables, donde la incomodidad es suficiente para querer soltarte en llanto como tu mismo recién nacido. Donde sangras solamente por existir y quisieras solamente ser tu y tu hijo. Pero no. La visita social no espera. Todos buscan lo mismo, conocer al recién nacido. Todos olvidan a la madre. La madre descubre lo que es volverse invisible desde ese primer momento.


Hay un sin número de opiniones sobre la alimentación. De nueva cuenta la abuela, madre, suegra, todas opinan que el té en lo que le baja la leche, que fórmula porque tiene mucha hambre, que pecho pero que le complementes. La lactancia materna, ha sido la manera de alimentar a los hijos desde épocas prehispánicas, sin embargo, actualmente se cuenta con un sin número de opciones en caso de decidir que la lactancia no será su camino, y las mujeres antiguas de la tribu, comienzan con sus relatos, “ en mis épocas les dábamos leche clavel”… “ para el cólico un té de manzanilla”…


La mujer es dada de alta. Al llegar a casa la madre, la suegra, la abuela están listas para hacer campamento en ese lugar, en su hogar. La madre busca su espacio para adaptarse a su nueva vida con in integrante más en ella. Un integrante que necesita conocer. Necesitan tiempo en soledad para verse, olerse, reconocerse.


Los llantos de madrugada le calan a la mujer en lo más profundo mientras amamanta sentada sobre hemorroides, heridas de episiotomía, sangrado sin fin y suspiros. Su pareja descansa a su lado. La mujer suspira sin poder creer que su cuerpo se haya transformado en una máquina de producción de leche entre escalofríos y temperatura. No puede creer que con más heridas que un guerrero en plena batalla esté logrando mantener con vida a otro ser aun más indefenso que ella.


Con el vientre y los pies hinchados camina lentamente por la habitación de un lado a otro intentando dormir a su crío. Lo mece, le canta, le da pecho, intenta comprender qué cosa es lo que los tiene incómodos a ambos. Y pasan los días, lentos, las noches largas…


Y un día esa mujer con miedo a todo, se da cuenta que el sangrado ha terminado, las hemorroides se han ido, sus pechos son máquinas productoras de leche, su bebé duerme plácida y cómodamente entre sus brazos detenido por un fular, sus manos son capaces de realizar el trabajo en casa mientras su crío la acompaña. Y poco a poco un día, la mujer retoma su vida. El miedo se ha ido. La mujer se informó y venció cualquier tipo de agresión directa o indirecta que pudo haber sufrido durante sus 40 semanas de embarazo, el momento del parto, y sus primeros 40 días de postparto. Ha salido victoriosa de la primera batalla. Fuerte. Valiente como siempre ha sido. Ignorando las dificultades y opiniones, informándose y confiando en su instinto. Aquel que aunque hemos evolucionado no hemos perdido porque seguimos siendo seres animales cuando se trata de nuestros críos.

Vendrán batallas fuertes, cada nueva etapa da miedo, vendrán tiempos inciertos, con muchas más dudas, pero de lo que estoy segura es que esa misma mujer jamás se sentirá insegura o vulnerable como en los tiempos antes de ser madre. Porque al parir, de la manera en que lo haya hecho, al dar vida, algo pasa dentro de la mujer que le enciende la chispa del superponer aquel que nos hace creernos capaces de todo cuanto nos imaginemos, todo cuanto soñemos, todo cuanto anhelemos. Porque una vez siendo madre se puede ser cualquier cosa.


La mujer informada, es una mujer segura. Asegúrate de informarte siempre sobre lo más que puedas relacionado a tus hijos, a ti como mujer, a ti como madre, como pareja. La lectura, el acompañamiento y la información son motores que nos dan valor para sobrellevar la maternidad de manera plena.


Nunca dejaremos de ser mitad mujeres con almas antiguas y mitad mujeres modernas, por que existen instintos primitivos que por mucha evolución que tengamos no podremos ignorar, pero privilegiadas somos en poder combinarlos con la evolución médica y tecnológica actual para poder tener las herramientas y conocimiento necesario para elegir vivir un embarazo, un parto y un postparto de la manera que mejor nos acomode. Nunca dejes que alguien más decida por ti. Aduéñate de tu vida, tu cuerpo y tus decisiones. Se valiente, y defiende tu forma de vivir la maternidad.


Ana C.




 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page