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Por favor y gracias

  • Foto del escritor: anac
    anac
  • 4 nov 2018
  • 3 Min. de lectura

No es por ser un ogro ni nada, solo quise compartir algo que no nos hace sentir bien. Generalmente es con buena intención pero tal vez luego de leer esto cambiemos un poco nuestras palabras. A veces es mejor un abrazo o guardar silencio. Y tal vez lo hayamos dicho ya sin darnos cuenta que no es lo mejor que pudimos decir.

Me dicen “ya vendrá otro” y sonrío y digo “si, gracias”. Las mamás que ya pasaron por esto me van a entender. El “otro” no sustituye a el que se fue. Porque nuestro angelito traía consigo motivos que no conoce nadie más que los padres o inclusive a veces solo la madre.

Solemos decir aquella frase por llenar el espacio verbal y matar el silencio, o por dejar algunas palabras de alivio en un mensaje con buena intención. Pero, “ya vendrá otro”, “luego lo vuelven a intentar” o este tipo de frases con ese fin son precisamente las que no queremos escuchar.

No queremos escuchar que luego volvemos a intentarlo como si no lo hubiéramos logrado.

Tras un embarazo pueden existir un sin número de situaciones que no conocemos.

Tal vez fue un bebé de tratamiento, uno pesado, tal vez doloroso física y emocionalmente; tal vez un tratamiento forzado económicamente, de mucho sacrificio, o tal vez fue un bebé de reconciliación, un bebé a priori a alguna decisión importante, un bebé milagro... no sabemos... es por esto que “ya vendrá otro” no nos reconforta. Porque queríamos este. No aquel ni el otro. Y duele perderlo.

Antes de mencionar esta frase te invito a recordar que “el que ya venía” o “el que ya estaba aquí” lo hacía por algo, por favor, no le quites el mérito; ese bebé que partió no es reemplazable.

Déjame extrañarlo. Déjame llorarlo cuantas veces quiera. Déjame hablar de él porque yo soy quien conoce cómo llegó aquí. Soy quien conoce las consecuencias de su llegada así como las de su partida. No me digas que “ya pasará” yo no quiero que pase. Él no debe pasar. Soy yo la que tiene que aprender a vivir sin él presente físicamente pero te aviso que nunca dejaré que pase.

No me digas “estás joven y lo puedes volver a intentar” porque no entiendo a que te refieres con “volverlo a intentar”, ni mi bebé ni yo fallamos en nada. Te aclaro que su misión terminó antes que la tuya, y no por eso fallamos. No tengo nada que intentar. Yo no intentaba ser madre. Ya lo era. Desde el primer día. Ni el intentaba ser mi hijo, ni quedarse aquí, ni nacer. El simplemente terminó lo suyo, a su tiempo. Creéme, no intentaba hacer nada. Simplemente llegó y lo hizo.

No te embarazas para intentar tener un hijo. Ya lo tienes si estás embarazada. Por favor no uses esa frase.

Perder un hijo no es perder cualquier cosa. No se olvida cuando llega el siguiente bebé. Simplemente se sigue adelante. El dolor de perderlo no se borra con el hermanito. Simplemente se supera y acepta. Tener otro no te hace superarlo.

No me digas “lo bueno es que fue muy al inicio” ... el día 1 y el día 250 eres igual de madre. No veo por qué me importaría menos. En la maternidad te enamoras de él cuando sabes que está aquí, no te enamoras poco a poco, porque no es un amor que entra por los ojos, es un amor que nace del corazón hacia afuera, lo amas porque está conectado a ti, se creó de ti y vive en ti.

Por favor, si conoces a alguna mujer a quien se le fue su bebé al cielo antes de conocerlo, respeta la memoria de su ángel, respeta su dolor, respeta su duelo. Busca palabras sencillas. Pero más que nada no hagas de esta pérdida su responsabilidad, no le restes importancia, recuerda que tener otro hijo no sustituirá al anterior.


AnaC.




 
 
 

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