top of page
  • Black Facebook Icon
  • Black Instagram Icon

No me juzgues

  • Foto del escritor: anac
    anac
  • 13 jul 2018
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 13 jul 2018

EL BERRINCHE QUE SI CAMBIO MI VIDA.


¡Por favor sáquenme de aquí!....


Era todo lo que podía pensar mientras veía a mi bebé de 18 meses sentado en el suelo gritando lo más fuerte que podía.


"No me veas así " , "estoy haciendo mi mejor esfuerzo y te juro que no soy una mala madre"... Pero pensaba que si lo era.

Y pasaron 40 minutos, largo y difíciles. Quería sentarme en el piso a llorar también.


Ese día fuimos a dar un paseo porque notaba a Jacobo aburrido. Fuimos a los juegos que le gustan en el centro comercial, y luego de por fin convencerlo de que ya era hora de irnos, tuvimos que pasar por la parte de juguetes, donde obviamente él ya sabe que están ahí, así que corrió y en un segundo ya estaba arriba de un carrito eléctrico, una monada que no existía cuando yo era niña. Y que claro, valía mucho más de lo que yo tenía pensado que un niño de su edad necesita para poder divertirse. El carrito hacía de todo, prendía los parabrisas, las luces, pitaba, sonaba el encendido del motor, era un juguete que hasta a mi me gustaba, y que claro a Jacobo traía como loco de emoción. Le expliqué que no lo íbamos a comprar e hizo como que nadie le estaba hablando. Me gustaba verlo divertido. Y estuvimos ahí 15 minutos jugando. Luego le dije que era hora de irnos y con la cabeza me dijo que no. ... Yo ya veía venir el episodio. Y tengo que confesar, empecé a dudar de mi. No se si a otras mamás les haya pasado, tampoco se si ese día estaba cansada o algo, pero, empecé a dudar de cómo le íbamos a hacer para irnos, francamente no quería lidiar con un berrinche en público.



ree


En mi cabeza pensé, "vamos a lograrlo por las buenas".. "mi amor, por favor ya bájate, dile adiós al carrito que ya nos tenemos que ir" y pues bien fácil, con su cabeza volteó y me dijo que no.


Intento número dos; "Sabes qué mi amor, es que ya se hizo muy tarde, otro día venimos a que juegues" .. ya lo había dicho cuando pensé.. "mentira, nunca más lo voy a traer, y en teoría no le debo decir algo que no vaya a cumplir... error mío, okay, voy a intentarlo de nuevo"


Intento número tres; "Mi amor, es que estos carritos son de exhibición, no son para jugar, nos van a ver y ya no nos van a dejar venir a la tienda, acuérdate de las consecuencias malas..." Me ignoró.


Intento número cuatro; "Jacobo, papá nos está esperando en la casa para cenar, vámonos ya mi amor",,,,,, Me dijo que no con la cabeza de nuevo.


Intento número cinco; pensé que le estaba diciendo demasiadas cosas diferentes así que volver a intentar con el intento anterior, y arqueó la espalda como de coraje (las mamás con niños que suelen hacer esos berrinches me van a entender, un arco completo sin fijarse qué hay atrás de ellos).


Había una señora a lado de mi con hijos como de siete y nueve años que me volteaba a ver con cara de lástima. Eso me daba el triple de inseguridad. Odio tener público en esas situaciones.


Bueno había pasado ya bastante tiempo así que me arme de valor y sin pensarlo vi que venía una persona que trabajaba en la tienda y le dije "joven, ¿verdad que la tienda ya va a cerrar?" y le hice con los ojos una seña para que agarrara el hilo de la situación, y ágilmente dijo "si señora, ya van a apagar las luces Volteé a ver a Jacobo y me hizo la seña de <<no>> nuevamente con su cabeza, así que me armé de valor y lo cargué a la fuerza.


Ahí empezó todo lo malo.


Empecé a caminar hacia la puerta, mientras sentía que hacía una carrera de caminata, con Jacobo en los brazos, gritando a todo pulmón, rojo del coraje, y luchando con él, me empujaba, se arqueaba, lo cargaba de cabeza, de espalda, y como podía. Las personas me veían fijamente. No se como hacer entender a las personas de que cuando vean una escena así hacer contacto visual con la mamá hace que nos sintamos muy mal.


Tenía ganas de gritarles a todos, él es una persona diferente a mi, yo no puedo decidir si hace o no un berrinche, no puedo controlar el volumen de sus gritos, y créanme que yo soy la última persona que quería una escena así. A 10 metros de la puerto tuve que soltarlo porque estaba apunto de caerse, y se sentó en el suelo a llorar a gritos. Así a medio pasillo. Yo lo dejé y caminé unos pasos hacia atrás. No sabía que hacer. Todas y cada una de las personas que pasaban me veían con cara de pistola como si yo estuviera maltratando al niño o como si yo no pudiera controlarlo.

En ese momento era de la idea de dejarlo hacer el berrinche y seguir mi vida normal, pensando que tal vez se iba a aburrir o cansar y se iba a levantar y seguir. A veces funcionaba. Ese día no.

Pero pensando en eso, pues me acerqué a los aparadores a hacer como que veía algo en lo que Jacobo seguía llorando a medio pasillo, la gente lo tenía que saltar o rodear para pasar.



ree

Cinco minutos después empezó a bajar el volumen y yo pensé ya se va a acabar. En eso se acerca una señorita de la tienda y le pregunta "¿ Qué pasó güero, te quitaron tu carrito?, y en el segundo siguiente volvimos al principio. - " ¡Nooooooo!, ¿Por qué te acercas? p/%$&!$ vieja? ¡Quería matar a todos!


Entonces empezó a llorar más fuerte, a patear el piso, lo desconocía, aunque se que Jacobo es de carácter fuerte, no parecía él.


La gente pasaba y yo escuchaba - "Así te ponías tu cuando eras niña, y con tres nalgadas lo arreglaba".... -"Que lo levante, está a medio pasillo, lo van a pisar" .... "¿Quién es la mamá de ese niño?" ,"¿ Necesitas que te ayude con él?" - "¿que si necesito que? es mi hijo, nadie sabe como tratarlo mejor que yo...." y luego pensaba "¿y si si?, tal ves si necesito que me ayuden...

Tenía un nudo en la garganta, sonreía fingidamente a las personas como diciéndoles, "se lo que tengo que hacer perfectamente".

El guardia se acercó y me pidió que moviera al niño de ahí porque lo podían pisar. Lo ignoré. Y me lo pidió dos veces más.

Fui por él, traté de calmarlo, se puso peor.

Lo cargué y en la puerta lo tuve que volver a bajar porque estaba por caérseme de nuevo.


Diez minutos más acostado en el suelo.


ree

Mientras tanto yo pensaba "No me mires así, yo no le hice nada. Mi hijo está llegando a los dos años, estamos trabajando en esto. Es una etapa nueva para los dos y créeme que hacemos nuestro mejor esfuerzo. No, ,yo no soy una mala mamá, y no, mi hijo no es un tirano. Es un bebé. Un bebé intentando conocer sus emociones, un bebé disgustado con mamá o con la situación, y yo, su mamá, una mamá agotada, aturdida, no me juzgues. "


Fui y lo regañé, nuevamente lo cargué hasta la camioneta. Peleamos otros minutos para subirlo a su silla. y por fin me subí y cerré la puerta. Se me salieron las lágrimas. Me sentía totalmente desarmada.


Nos fuimos llorando todo el camino.


Llegando a casa se durmió. Escribí en mi grupo de mamás lo que pasó y les pedí su consejo. Todas opinamos, que si una nalgada, que si hablar con él, que si dejarlo hacer el berrinche.

Una de ellas me preguntó - ¿Ana C, y no traía hambre, o sueño?.. Recordé todo lo que habíamos hecho ese día, y si, Jacobo no durmió su siesta de la mañana. El niño tenía sueño.


Esa noche, leí todos los artículos sobre berrinches que encontré.


Me prometí que nunca más íbamos a tener un episodio de estos.

En ese momento entendí que Jacobo no llora por que si. Es un hecho que en la tienda no lloraba por el carrito. Jacobo estaba cansado, probablemente tenía sed. Yo no fui capaz de entender lo que le pasaba.

Desde ese día me he dedicado a leerlo. A analizarlo. A tratar de ponerme en sus zapatos. Y no hemos vuelto a pasar por un episodio así.

Me prometí no volver a sentirme insegura. Solamente yo sé qué tipo de crianza le estoy dando, si recurro al regaño, a la plática, a las nalgadas.

Y dede entonces lo que las personas piensen al respecto me tiene sin cuidado.


A las mamás que me topo en una escena similar, las entiendo. Intento sonreírles, o no mirarlas. Sé lo incómodo que es. Sé lo que te minimizan las miradas de jueces.


De esta experiencia me queda lo siguiente; un niño de dos años o menos no es "un berrinchudo", "un grosero", "un malcriado", "un desobediente"..

Un niño de esa edad está aprendiendo de emociones, de sentimientos, no sabe expresarse, no entiende razones. Es nuestra tarea como madres ayudarles a descubrir estos sentimientos, ayudarles a entender estas emociones, estar atentas y descifrar el por qué de sus comportamientos, acompañarlos de la mano a descubrirlos juntos.

De todos, porque ha habido muchos, éste lo recuerdo como el berrinche que si cambió mi vida. Fue el que me hizo decidir que no quería volver a pasar por aquí. Me hizo despertar, estar alerta, querer entender a mi hijo.


A las personas que les toca ser espectadores solo les puedo decir que ustedes en algún momento también tuvieron dos años, y alguien seguramente los tomó de la mano y les dio un abrazo cuando se sintieron disgustados.


Detrás de cada berrinche, hay un bebé pasando por una etapa difícil, un bebé que tal vez esté cansado, que tal vez se sienta incomprendido, y una mamá agotada, que tal vez pasó mala noche, que tal vez trabaja, que tal vez no tiene ayuda.

Las madres no somos las culpables de los berrinches, es una etapa que no podemos evitar, no nos juzgues, no nos señales, no nos digas como hacerlo, no intervengas. Te aseguro que no lo estamos disfrutando y nuestra intención no es molestar a nadie. No nos lo hagas más difícil. Ser madre ya de por sí lo es. No nos restes seguridad, no nos pongas en duda.


Todo pasa mamá. Lo estás haciendo muy bien.



Ana C




Comentarios


bottom of page